Demasiado tarde

Creías haber olvidado todo lo bello de aquello que te rodeaba. Las vistas a través del cristal ya no te gratificaban tanto como al principio, cuando tenías ansias de vivir, cuando un mañana no significaba nunca, como ahora. Pensabas sin saber, que las cosas no volverían a ser como antes y, no te equivocabas, nunca lo hacías. Tu mirada iba más allá de lo que los demás nos esforzábamos en ver, en creer. Tu podías observar la vida pasar por encima de nuestras cabezas mientras, sutilmente, te consumías ante nuestros ojos. Que incrédulos fuimos... viendo únicamente lo que queríamos ver.
Fantaseaba, como lo hago ahora y, me arrepentía de imaginar lo que debería ser inimaginable. En seguida desechaba fantasmas sobre el tejado de pensamientos que se creaba en mi cabeza.
Te observaba en silencio cuando dormías, acallando en silencio mis temores. Me remontaba a tiempos pasados que algún día me explicaste, aquellas historias que no te dejé terminar. Tomé tus sueños con paciencia y dejé que murieran en el aire que no podías respirar.
Nunca se debería dejar las cosas para mañana, quizás sea demasiado tarde, como lo era entonces, como lo es ahora...