Psicópata

Cada vez creías menos en la justicia, en la ayuda desinteresada y el sonreír por placer. Empezabas a darte cuenta que lo que verdaderamente abunda es el dolor gratuito y las muestras de falsedad.... Y te gustaba.
Solías pensar que lo innato era poseer gratitud, que el mal era algo que se obtenía con el tiempo. Algún ente desprovisto de alma que te poseía sin contemplaciones y te sometía a sus encantos, haciéndote bailar a su antojo. Y danzabas descalzo sobre clavos ardiendo, deleitándote con cada punzada de placer que penetraba en tu piel.
Observabas con desprecio todo aquello que no lograbas entender. Fruncías el ceño cada vez que se te cruzaban imágenes morbosas por la cabeza. Te despreciabas, como lo haces ahora y como lo hacen todos. Amabas el peligro, el crimen organizado y la corrupción. Nunca ofreciste explicaciones porque ni siquiera te las pidieron.
Guardabas una pistola, solo por si acaso, debajo de tu almohada gastada y sucia por el uso. La mirabas antes de acostarte. Le prodigabas un amor inmensurable, maliciosamente bello. Te imaginabas sesos esparcidos por el suelo, en su salsa; pegajosa, viscosa y con sabor a metal.
Soñabas y, soñaste demasiado antes de despertar.
Nunca te planteaste compartir techo, ni siquiera entre barrotes.
Te analizas, constantemente. Te has convertido en un maníaco psicópata de la verdad, tu y tu también.