Querer más

Empiezas con recelo, mirando aquí y allá, dándole la vuelta y volviendo a empezar. Haces que te de la espalda, lo examinas y lo vuelves a dejar. Sientes como te mira, desde su posición inadecuada, desde su cama dura entre semblantes. Te ausentas un momento pero vuelves a él. Dejas que su tacto te cosquillee los poros y decides guardarlo sin más dilación.
...
Te acomodas, lo abres sin más. Descansa sobre tu regazo y empiezas a pensar. Pierdes la mirada en algún punto de la estancia, sin ser consciente, empiezas a divagar...
Repasas con la mirada su esqueleto y te empapas de él, primero con detenimiento, luego con intensidad hasta sumergirte por completo en su interior. Dejas que te transporte, que se instale en tu mente y te haga imaginar.
Recorres un largo viaje y te dejas caer sin más, repasas unas últimas palabras y cierras, se acabó... Te quedas con un mal sabor en la boca y una sonrisa se empieza a dibujar en tu cara.
...
Te recuestas sosteniéndolo aún en tu regazo, lo cierras y te levantas para buscarle un lugar. Lo miras por última vez y te quedas pensando en su abandono, en el vacío que deja cuando en realidad eres tu quien quiere un final...

Y en tu estomago, una sensación de querer más.