Soledad

¿Alguna vez has notado esa sensación de estar rodeado de gente y sentirte solo? Sin percibirlo, mirar a tu alrededor y darte cuenta de que esa presencia que falta es la que necesitarías para disipar ese nudo que se agolpa en tu garganta, esa escozor en el estomago al escuchar su nombre, esas lagrimas que se asoman a tu lagrimal cada vez que su recuerdo te inunda la mente.
A veces, quisiera poder hacer mis secretos tuyos y que así dejaran de serlo, compartir mis pensamientos contigo y escuchar los tuyos con toda mi atención. Que mis temores se desvanecieran al salir de mi boca convertidos en palabras y hacerlos penetrar en tus oídos buscando desasosiego. Sin miedo a equivocarme, contarte mis errores y encontrar lagos donde antes solo veía montañas.
Ni siquiera puedo notarte, ya ni siquiera te visito tan a menudo como prometí que haría… Y me cuesta más imaginarte aunque te tenga presente a diario.
A veces, me imagino que no faltas y nada ha cambiado. Tu sillón sigue vacío pero tú estás en él. Tu presencia, mi fiel compañera y tu mi guía cuando ando sin rumbo hacia un lugar sin nombre. Tu imagen en mi mente y tu nombre grabado a fuego en mi corazón.
A veces, simplemente querría poder parar el ver la vida pasar…