Visitas nocturnas

Odio la manera descarada en que te mueves por mis sueños. A tu antojo, como si fueras dueña y señora del paraíso de mi mente. Como tu garganta desgarra mis oídos haciendo que se adapten a tu tono nada melódico y mi mirada se agudice para poder verte entre espejismos carentes de color. Tu ruin forma de jugar conmigo supera los limites del autocontrol. Mi corazón no termina de adaptarse a una situación preconcebida para él, no logra entender las acciones de un cerebro manipulado por placer.
Tan fría, tan calculadora y malvada. Tu partida termina donde empieza la luz, donde despierta un consciente atormentado por su subconsciente más cercano. Jake Mate. Tu palabrería agota mi descanso e inquieta un espíritu inerte bajo la fina capa de la noche, envuelto por oscuridad suprema y etérea.
Te manifiestas por sudor, por impulsos involuntarios y gemidos cargados de incoherencias. Te alimentas del miedo, del dolor ajeno y el sufrimiento gratuito.
Conocerte resulta interesante, aún temiéndote.
Rondas mis noches...