viernes, mayo 13, 2005

Última calada

Un destino incierto, ignorado e imprevisible, como el sabor que va a dejarte el primer cigarrillo después de un buen café... Un olor a aquello que todavía desconocemos y anhelamos observar.
Desde unas ventanas desprovistas de cortinas escondemos nuestra alma y entornamos los ojos como si eso nos hiciera desaparecer. Los dientes apretados y la mano cerrada en un puño, tan fuerte, tan inconscientemente apretado que las uñas demasiado largas empiezan a clavarse en esa carne débil que no has enseñado a madurar.
Aprendes la sensación que te produce lo que ahora reconoces como dolor, la angustia de saber, consciente, que tu piel se abre a voluntad, tú voluntad. Una mueca en unos labios suficientemente gruesos como para pasar a ser mordidos. Y el sabor a metal se expande por tus papilas gustativas, explorando una boca que ha permanecido durante una eternidad cerrada. Ni el sonido de tu propia angustia sabrías, ahora, reconocer.
El vaho que desprende tu inconsciente con sabor a desconocido, empieza a cubrir el transparente cristal de la obviedad. Y los ojos se te empañan de húmedo salitre mientras escuchas caer gotas de dolor sobre el pulcro suelo. A cada una le acompaña un recuerdo. Recuerdos que caen para ser enterrados.
A través de la ventana él la besa, las manos unidas y sonrisas dibujadas en labios traicioneros que fueron tuyos una vez.
El olor a gasolina empieza a hacerte cosquillas por debajo de la nariz. Te enciendes un último cigarrillo con sabor a desesperación, apurando la última gota de café. Lo consumes despacio, saboreando tu futuro. Notas el suelo húmedo bajo tus pies mientras tus ojos despiertan ira contenida. Y el humo de la calada definitiva te envuelve en su magnetismo mientras tiras la colilla al infinito, dispuesta a volar...

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La venganza, en este caso, no es un plato que se sirva frío.
Ni siquiera es venganza.
Es despecho.
Pero bien contado.

1:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me has hecho hundirme en tus letras, volar por el humo de mi cigarro y balancearme en el ritmo de tus palabras. Es un placer leerte.

12:25 p. m.  
Blogger Nesk said...

Etereo, Nadie habló de venganza, ni siquiera de despecho.
El niño, veo que tu peonza, sigue girando.
Hechicera, a ver si luego van a acusarme de iniciar a vicios insanos.

4:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

FABULOSO, creo que nada queda por decir

10:59 p. m.  

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