Amor entre paréntesis

Tan simple y complejo como sentir el calor que desprende tu cuerpo, el proceso químico que ayuda a crear el magnetismo entre dos personas, el sentir con los poros de una piel prestada sin necesidad de devolución.
Saber que el amor que prometes no contempla fecha de caducidad impresa en un contrato invisible y sin letra pequeña. Seguridad. Verse a través de tus ojos y comprender que la imagen no ha sido distorsionada por el tiempo ni deformada por costumbres aprendidas a lo largo del proceso de unión.
Acostarme con tu aroma y dejar tu imagen en mi mesilla de noche va más allá de un procedimiento rutinario. Incluirte en mis sueños es solo una muestra de entrega desinteresada carente de valor material. Algo inconsciente. La improvisación es innata en mi mente y forma parte de la oscuridad.
Creer en algo es empujarse al futuro que desconoces. Hacerlo acompañado es ganarle el pulso a la soledad. Un corazón lleno cuesta menos de alimentar. Expectativas, esfuerzo.
Las palabras pronunciadas que terminan flotando en el aire son un contrato vinculante repleto de cláusulas escritas con tinta transparente y firmadas con caligrafías desprovistas de valor.
El amor se protege entre paréntesis y se entrecomilla para enfatizar.