Creación

Mi mente, escribe sola. Sin ningún consentimiento alborota los fantasmas que cohabitan con mis neuronas haciéndolos danzar a placer. Garabatea palabras que terminan por olvidárseme en papel transparente manchado por ideas que caen en el abismal espacio ínter temporal.
Mi musa es polivalente. Creo que disfruta jugando conmigo, creándome expectativas imaginarias para luego hacerme retroceder en el tiempo. Sus (mis) creaciones la llenan de vida, le ofrecen escenarios que no tarda en descubrir, analizar y arrinconar en mi memoria. Posee un hambre feroz que agota mis sentidos, insaciable, aplacando los detalles, omitiendo las minucias del hecho más concreto y descriptible.
Mi musa y mi mente se compenetran y se odian por igual. Comparten la estancia y las ideas y luchan por su posesión. Su incompatibilidad momentánea las hace perfectas, únicas, convirtiéndolas en un solo ser que proporciona alimento a mi alma.
Mi musa crea, mi mente escribe.